Por eso es importante que desde el principio debemos ser realistas y autocríticos, aunque sean ideas brillantes. Te damos algunos tips para comenzar este camino con seriedad y se pueda sentir que se pisa suelo firme.
1. No empezar antes de tiempo, entre los mejores consejos
Las ideas necesitan tiempo para madurar. Aunque hay oportunidades de negocio que demandan acciones urgentes, si no se tiene experiencia en finanzas, la prisa puede hacer a uno tropezar y hasta frustrar todos los planes por completo.
Por ello se debe usar una buena porción de tiempo para perfeccionar tla idea lo mejor posible para que cuando se comience a invertir en serio, se pueda responder a los imprevistos con mayor conocimiento y solidez.
2. Aprender a modificar las ideas sin miedo
Saber cambiar de lleno o dejar ir tus ideas más preciadas es normal en el proceso de transformar un pensamiento en negocio. Atarnos a lo primero que se nos ocurrió representará un verdadero obstáculo.
Hay que recordar que siempre es mejor descartar una idea frágil antes que invertir tiempo, dinero y esfuerzo en ella y que no resulte.
3. Estudiar el rubro elegido a detalle
Este no es un dato menor. Si se va a vender un producto, conviene conocer perfectamente todos los detalles del mismo: su historia, datos prácticos del tipo peso, medidas, cuántos caben en una caja, cómo se transporta, cuánto tiempo se puede almacenar.
Si se va a ofrecer un servicio, se debe saber muy bien las distintas formas en las que puede ser brindado, qué elementos y accesorios son necesarios para que todo salga bien, dónde se consiguen y cuánto cuestan.
4. Analizar la competencia y diferenciarse
Es extremadamente importante conocer quién ofrece tu producto o servicio en el mismo lugar que tú. No importa sólo quién, sino cómo lo hace, desde cuándo, qué fortalezas y debilidades tiene, cómo atrae a sus clientes y qué respuesta obtiene.
A veces es bueno convertirte en su cliente para que tengas idea de cómo mejorar. Debe ser algo que le guste mucho a tu público: recuerda que tienes que darles razones concretas (y con hechos, no sólo con palabras publicitarias) para que te elijan a ti y no a los demás.
5. Innovar sin dejar de lado la precaución
Es verdad que hay público para todo, pero esto no significa que cualquier producto o servicio sea rentable. A veces con la intención de innovar se invierte dinero en ideas disparatadas que, aunque sean verdaderamente geniales, no cuentan con un público constante que las convierta en un buen negocio.
Hay que pensar que el público, además de decir “qué ingenioso” o “qué novedoso”, debe tener voluntad de pagar por tu producto o servicio. Sea lo que sea que quieras vender, no olvides que debe suplir una necesidad real.
6. Caminar sin prisa
No se debe invertir todo el tiempo y dinero de una sola vez. Lo ideal es que se haga muchas pruebas y de a poco se vaya aumentando el nivel de inversión. Esto no te asegurará el éxito al 100%, pero en el caso de que falles, las pérdidas serán menores y podrás corregir a tiempo.
En definitiva, observación, trabajo, estudio y paciencia serán necesarios para que tu emprendimiento sea realista y concreto. Pero aunque tu primera idea quede irreconocible, lo importante es que defiendas tus metas con seriedad, así podrás llegar a tus objetivos comerciales y personales sin quedar a medio camino.